
«Inclusión financiera y demanda potencial de microcréditos en los hogares de Bahía Blanca» es un estudio publicado en la Asociación Argentina de Economía Política (AAEP), que tiene por objetivo realizar una descripción de los principales instrumentos financieros que tiene y utiliza la población de Bahía Blanca, analizando los datos obtenidos en la Encuesta del Proyecto de Unidad Ejecutora (EPUE) del IIESS, UNS-CONICET, recabada en diciembre de 2021. El proyecto de Unidad Ejecutora (PUE) se titula Inclusión social sostenible: Innovaciones y políticas públicas en perspectiva regional y es dirigido por la Dra. Silvia London.
Según el Banco Mundial, la inclusión financiera implica conseguir un acceso universal a productos financieros útiles y asequibles que ayuden a satisfacer las necesidades financieras de las personas y empresas, como de transferencias, pagos, ahorros, créditos y/o seguros, prestados de manera responsable y sostenible.
Un mercado financiero que sea inclusivo, permite a los hogares afrontar situaciones como problemas de salud y desempleo o financiar proyectos de inversión, también promueve el ahorro, la inversión y el desarrollo productivo. Perseguir una mayor inclusión financiera es buscar que una mayor cantidad de hogares puedan disponer de los instrumentos financieros básicos, que estos sean seguros, costeables y estables en el tiempo.
Por la importancia de la inclusión financiera, es que el estudio examina la situación en Bahía Blanca en cuanto a la tenencia y uso de distintos instrumentos financieros y crediticios, considerando créditos bancarios y no bancarios, y distinguiendo entre barrios vulnerables y no vulnerables de la ciudad, para luego describir la aplicación de una metodología innovadora de cálculo de demanda potencial frente a la existencia de demandas insatisfechas de créditos de baja escala, en especial en hogares de menores recursos.
Para cumplir con el objetivo, se utilizan herramientas descriptivas, pruebas de hipótesis de diferencias de media y regresiones binarias o probit para la discusión de los resultados.
El trabajo destaca que la población excluida en términos financieros y crediticios, los cuales se caracterizan por no tener ingresos formales o estables, se encuentran en zonas marginales, tienen menores niveles educativos y oportunidades laborales formales. En el análisis, se encuentra que las tarjetas de débito son el instrumento más utilizado en la población bahiense, pero que aún resta un 11% de los hogares (9.777) pertenecientes a barrios no vulnerables que obtengan el instrumento y un 15% (13.333) que lo utilicen. En el caso de barrios vulnerables, estos valores ascienden a 27% (3.992 hogares) y 30% (4.436 hogares) respectivamente.
Otra observación es que los barrios no vulnerables usan en mayor medida los créditos bancarios que los no bancarios; situación inversa al caso de los barrios vulnerables, en donde los créditos de ANSES son los más utilizados entre estos hogares.
En cuanto a la inclusión financiera, se encuentra que: el 9% de los hogares (9.082) no cuentan con ningún instrumento financiero, el 21% (22.196 hogares) utiliza uno o dos instrumentos y el 38% de los hogares (38.918) utilizan cinco o más instrumentos financieros, lo que significa que tienen una inclusión financiera alta. Tal como era de esperar, los hogares más incluidos financieramente son aquellos que pertenecen a barrios no vulnerables. Por otro lado, las demandas insatisfechas son mayores en los hogares de barrios vulnerables, en especial para vivienda.
Por último, se estimó la demanda potencial de microcréditos y se obtuvo que hay un amplio espacio para el desarrollo de instituciones de microcrédito. A pesar de esto, se reconoce las limitaciones para el crecimiento del mercado, debido a la existencia de un mercado informal elevado, ciclos económicos profundos y la persistencia de la inflación.
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