
«Pobreza Multidimensional post-pandemia en una ciudad intermedia: el caso de Bahía Blanca» es un estudio del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS) UNS-CONICET, publicado en la Asociación Argentina de Economía Política (AAEP), que presenta estimaciones de un Índice de Pobreza Multidimensional a partir de datos de la Encuesta del Proyecto de Unidad Ejecutora (EPUE) del IIESS, UNS-CONICET, recabada en diciembre de 2021. El proyecto de Unidad Ejecutora (PUE) se titula Inclusión social sostenible: Innovaciones y políticas públicas en perspectiva regional y es dirigido por la Dra. Silvia London.
Eliminar la pobreza y el hambre son los dos primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Antes de la llegada de la pandemia, el mundo ya se encontraba lejos del sendero para cumplir con los objetivos, pero la llegada del COVID-19 empeoró la situación: durante 2020 más de 71 millones de personas cayeron en la pobreza (UN, 2020), y la FAO estimó un incremento en 100 millones de personas con inseguridad alimentaria severa (FAO, IFAD; UNICEF, WFP y WHO, 2021).
Argentina, además de no escaparse del contexto internacional descripto, tiene una tasa persiste de pobreza estructural desde hace mucho tiempo. Bahía Blanca, siendo una ciudad intermedia de gran importancia ubicada en la Pcia. De Buenos Aires, con relativa cercanía entre la población y el gobierno local, y siendo una ciudad fuerte en actividad industrial y comercial, podría desempeñar un rol significativo en términos de integración socio-económica. Sin embargo, hace ya varias décadas, la ciudad tiene indicadores sociales preocupantes (Santos y Etcheverry, 2018), y una tendencia hacia la segmentación socio-espacial (Pérez, 2007; Ibañez Martín et al., 2020).
El trabajo encuentra que un 28% de la población de Bahía Blanca, equivalente a 82.400 personas, vive en hogares en situación de pobreza multidimensional grave o extrema, siendo 30.000 niños, niñas y adolescentes de entre 0 y 17 años. La ciudad también muestra altos índices de inseguridad alimentaria: el 16% de la población reside en hogares con inseguridad alimentaria de nivel moderado a severo, de los cuales 17.000 son menores de edad. Existe además una marcada segregación socio-espacial entre barrios vulnerables y no vulnerables, una diferencia que se agrava cuando se considera a la población infantil y adolescente.
El estudio recomienda la implementación de políticas sociales integradas que prioricen a los grupos más afectados por la pobreza multidimensional, orientando así a la ciudad hacia el cumplimiento del primer objetivo de desarrollo sostenible.
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